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Monstruas deliciosas
Por Beatriz Vignoli
Gustavo Goñi estudió botánica y moda. Sabe que “foto” significa luz y que “fototropismo” denota la respuesta vegetal a la luz: un crecimiento hacia la fuente de la luz o en la dirección opuesta, como en las raíces. “Fototropismo” connota el movimiento sin la locomoción. Tropos: ir hacia. Crecer sin dejar las raíces. En ambas direcciones: hacia la luz para florecer y fructificar, para existir y ser visto; y hacia lo hondo del origen, excavando cada vez a mayor profundidad.
“Ir hacia”, escribió Clarice Lispector. ¿Hacia dónde? Hacia el día y la noche, la vigilia y el sueño; hacia la luz y hacia la oscuridad, que juntas hacen visible la forma... ambas son tan extremas como inseparables en las fotografías barrocas y contemporáneas de Gustavo Goñi.
Para Gustavo Goñi, una foto es buena cuando el sujeto se desliza hacia otro reino. Goñi revela el devenir, en términos del filósofo Gilles Deleuze: el devenir vegetal del cuerpo humano y el devenir humano del cuerpo vegetal o mineral. Porque lo vegetal, para Gustavo Goñi, es también un cuerpo.
Restos hallados en la casa natal, restos vivos, posan contra el terciopelo negro en un “como si” de la pasarela y el modelo. Cada ejemplar botánico llevado al estudio es revivido por la magia de la luz y la oscuridad. En ese tropo, en estas metonimias visuales, lo vegetal y lo mineral se humanizan. El fruto del plátano cae con la gracia de un brazo; la espiga se alucina nervio. Una piedra hallada en Miramar se echa yacente como en una tumba nupcial etrusca, y en el erotismo de su sueño es un cuerpo de mujer. La bráctea que protege la inflorescencia de la monstera deliciosa se matiza de tonos pastel y se transmuta en capucha de un buzo urbano de medio tiempo: es un retrato misterioso lo que nos confronta.
En el carácter de ornamento que adquieren estas formas, se deja leer una heráldica de escudo de pueblo de la pampa gringa, con sus emblemas de abundancia: cornucopia, espiga. Una belleza cosmopolita y la vida que nace del terruño se celebran entre sí. Porque se trata de crecer, sin dejar las raíces.
Gustavo Goñi nació en Totoras, en 1965. Es licenciado en Bellas Artes y profesor de Artes Plásticas, graduado en la Universidad Nacional de Rosario.
Se perfeccionó en técnicas de dibujo y escultura con Julio Rayón. Desde principios de los ochenta, participó en talleres de artistas como Pablo Suárez, Jorge Gumier Maier, Gabriel González Suárez. En los últimos años, concurrió al taller de pintura del maestro Emilio Torti y del maestro Rodolfo Perassi.
Es reconocido por su labor como fotógrafo profesional, que le permite indagar territorios en los cuales el cuerpo aparece registrado en moda y publicidad, y entrecruzando las fronteras del arte y la fotografía.
Junto con su pasión por el arte y la fotografía, desempeña una intensa labor docente en universidades, institutos y academias. Y tiene publicado un libro de fotos de la ciudad de Rosario.
Parte de las obras que integran la serie “Fototropismo” fueron expuestas durante 2022 en Galería Local 15 (Pasaje Pan). La serie continúa abierta a la incorporación de nuevas fotos y aquí se presenta una muestra ampliada.
El texto de presentación fue escrito por la reconocida escritora, periodista y crítica de arte Beatriz Vignoli.