Un 10 de diciembre de 1950 y con la mirada y el pensamiento puestos en las ruinas dejadas por la segunda gran guerra en territorio europeo, con su saldo de millones de muertos y ciudades destruidas, Naciones Unidas suscribió la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento fundamental que puede ser visto como una guía inestimable en pos de garantizar a futuro el necesario cuidado y protección de la especie humana frente a la arbitrariedad del poder de los Estados.

Treinta años más tarde, un 10 de diciembre de 1983, nuestro país recuperaba la democracia luego de siete años de una dictadura militar que había dejado un saldo de miles de desaparecidos, exiliados, censura, proscripción política y un país diezmado en lo social, cultural y económico. Ese día se iniciaba un rumbo institucional y democrático que, en medio de avances y retrocesos, se ha mantenido hasta nuestros días.

El 10 de diciembre tiene para nosotros, los argentinos, una significación especial porque en esta fecha confluye la memoria del más oscuro pasado europeo del siglo XX y aquella atada al recuerdo del uso arbitrario del poder y la violencia del terrorismo de Estado en nuestro país.

Por todo esto, vale que este 10 de diciembre hagamos un ejercicio de memoria valorando lo mucho que hemos conquistado a lo largo de estas cuatro décadas de democracia, reconociendo cuánto hemos logrado avanzar, y con cuánto esfuerzo, en la conquista de derechos fundamentales. En este sentido, no debemos olvidar lo mucho que aún nos falta para poder reconocernos como dignos habitantes de una sociedad en la que el derecho a la salud, a la educación, al trabajo, a la justicia, a una vivienda digna sean de verdad derechos de todos, sin excepción alguna.

Ante una época caracterizada por el resurgimiento de nuevos proyectos autoritarios, por la emergencia de discursos que llaman a la instauración de nuevos órdenes políticos que niegan la voluntad de las mayorías atacando con impunidad tantas conquistas alcanzadas a lo largo del siglo, vale que hoy dediquemos nuestro pensamiento a no olvidar la necesidad de mantener un compromiso activo con la defensa de los Derechos Humanos.

También, en este día especial, cada cuatro años, se renuevan en Argentina las autoridades gubernamentales en un ritual democrático y republicano donde se actualizan la esperanza y el compromiso por más justicia social y más equidad. Este es el mejor homenaje que podemos hacerle a todos aquellos que han luchado sin descanso para hacer posible que hoy gocemos de esta libertad que alguna vez nos fue negada y que hoy ya es patrimonio indiscutible de todos los argentinos.

Prof. Alejandro Vila

Decano

Facultad de Humanidades y Artes

UNR