El Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR adhiere al pedido de la Escuela de Gestión Cultural y el Instituto de Investigaciones Dr. Adolfo Prieto de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario y convocan a repudiar las acciones del gobierno de Javier Milei bajo el lema de “batalla cultural”.
A fuerza de mudar la semántica gramsciana con nuevos contenidos, la expresión “batalla cultural” está siendo utilizada por el gobierno para definir las acciones dirigidas a la devastación del campo cultural. Así, en esta batalla sin tregua, las medidas del gobierno castigan por varios flancos a la educación pública, la ciencia, las artes y el sistema universitario.
La primera estocada deriva del ahogo presupuestario. Las paritarias marcadas por el gobierno nacional que intenta contener la inflación limitando los aumentos salariales, dejaron a la mayoría de los trabajadores universitarios por debajo de la línea de pobreza. La reciente intervención a la Universidad de Madres de Plaza de Mayo es otra repudiable manifestación del autoritarismo imperante en materia cultural.
Con el fin de justificar la reducción del gasto público y mejorar la eficiencia administrativa, el Ejecutivo Nacional anunció un recorte del 40% en la estructura de Derechos Humanos y una serie de transformaciones en el área de Cultura. Mediante el decreto 346/2025 publicado en el Boletín Oficial se estableció la disolución de varios organismos desconcentrados y descentralizados que pasarán a depender de la Secretaría de Cultura. Estos recortes sistemáticos responden a una estrategia de mayor alcance: no se trata solo de “ajustar el gasto público” ni de “reducir el Estado a su mínima expresión”, sino de disciplinar el pensamiento y someter la producción cultural a la lógica del mercado, tan repudiable como la lógica de los totalitarismos que los propios adeptos del partido del gobierno critican con sobrada impostura.
Desde su asunción, el gobierno fusionó y en algunos casos disolvió instituciones de larga trayectoria como el Instituto Nacional Sanmartiniano, el Instituto Nacional Browniano, el Instituto Nacional Belgraniano, el Instituto Nacional Juan Domingo Perón, el Museo Nacional de la Historia del Traje y la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares. Múltiples instituciones como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Parque Tecnópolis del Bicentenario y el Centro Cultural Kirchner (devenido Palacio Libertad) han sido convertidas en unidades organizativas internas de la Secretaría de Cultura, perdiendo autonomía. Se ha desregulado el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) provocando la paralización de la producción cinematográfica nacional. Se han fusionado el Instituto Nacional Yrigoyeneano con el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, reduciendo la diversidad de enfoques en la investigación histórica. Así como también la pérdida de autonomía del Instituto Nacional de Teatro. Se han creado consejos asesores ad honorem para algunas de las nuevas unidades organizativas, lo que significa que expertos en teatro, bibliotecas y patrimonio cultural trabajarán sin remuneración.
La cultura y la educación han sido históricamente espacios de resistencia, pero este modelo busca debilitarlos hasta la inoperancia. Sin presupuesto, sin salarios dignos y sin autonomía, el conocimiento se transforma en un privilegio y el arte en mercancía. Y aún más grave son las consecuencias de estas políticas que allanan y oprimen temerariamente el potencial de la producción simbólica de la existencia, solo posible desde y por la dinámica diversidad de las producciones culturales.
Los derechos culturales son una forma de ser y estar en el mundo, una condición para interpretar críticamente la realidad y garantizar una sociedad justa, inclusiva y respetuosa de la dignidad humana.
Por todo lo expuesto, consideramos que estos recortes comprometen la diversidad, la identidad y el acceso a la cultura en Argentina.
El presente proyecto fue impulsado por las consejeras directivas Miriam Moriconi y Marcela Valdata.