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Facultad de Humanidades y Artes

La Escuela de Filosofía amplió su biblioteca, un nuevo espacio para crear comunidad

    Miles de libros, cientos de frases y millones de palabras ya no están amuchadas a la espera de que su lector les permita despabilarse, ahora la anexión de la antigua aula 9, en el segundo piso de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, les permite mostrarse y volar al encuentro de aquella o aquél estudiante o docente ávido por comprender más, por ampliar su mirada, por encontrar nuevas respuestas que le permitan construir, profundizar o hasta alterar su pensamiento y ahora en un espacio más amigable a la lectura en silencio o al debate enriquecedor. 

    Esto es lo que ocurre con la reinauguración de la Biblioteca Ángel Cappelletti de la Escuela de Filosofìa de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), espacio que lleva este nombre en homenaje a un erudito y filósofo rosarino.

    En la actualidad la biblioteca está conformada también por colecciones que tienen otros nombres de pensadores como Adolfo Carpio, Armando Poratti o Guillermo Colussi, entre varios.

    Como relata la profesora Melina Mailhou, Directora de la Escuela de Filosofìa, “la biblioteca es casi tan antigua como la carrera, pero desde el año 2003 comienza una etapa de continuo crecimiento”. En esa época estaba conformada por 800 libros en un armario; sin catalogar, sin inventariar, por lo cual en estos 20 años fue acumulando un acervo muy importante en el que también participaron las gestiones de sus antecesoras las profesoras Silvana Carozzi, Beatriz Porcel y Anabel Hernández quienes estuvieron presentes en la reinauguración del espacio junto al Rector de la UNR, Lic. Franco Bartolacci y el Decano de la Facultad de HyA, Profesor Alejandro Vila.

    La prof. Melina Mailhou junto al Rector de la UNR, Franco Bartolacci y el Decano de la Facultad de Humanidades y Artes, Alejandro Vila en la reinauguración de la Biblioteca de la Escuela de Filosofía Ángel Cappelletti.

    La ampliación y reforma edilicia que se llevó a cabo este año en la Escuela de Filosofía es la concreción de una de las propuestas que Melina Mailhou presentó en su anteproyecto de gestión por el período 2023/2027. “Me propuse como objetivo mejorar los recursos materiales, ampliar y refuncionalizar los espacios existentes porque, además de las tareas propiamente vinculadas a la gestión y administración de la escuela, en este espacio físico también se desarrollan actividades que tienen que ver con otros tipos de cuestiones más académicas como clases de consultas, incluso las clases teórico-prácticas, el uso de la biblioteca, reuniones de cátedras o centros de estudios y demás”. 

    De esta manera el interés de la gestión estuvo enfocado en que la escuela “se constituya en un espacio vital, habitado y cotidianamente transitado por los miembros que conforman su comunidad. Con este espíritu encaramos este proyecto de reorganizar los espacios con los que ya contábamos para mejorar su funcionalidad. Previo a esto la biblioteca funcionaba en un entrepiso con las dificultades que todo esto comenzó a suscitar porque creció mucho en volumen y entonces el lugar no solo resultaba incómodo sino también peligroso”. 

    “A partir de ahora tenemos un espacio que nos permite garantizar la seguridad, la accesibilidad y la posibilidad de tener algo nuevo que es una sala de lectura disponible, abierta, habitada con actividad permanente”. 

    La importancia conceptual y vivencial de una biblioteca 

    “Para la carrera de Filosofía es fundamental tener una biblioteca ya que en ella poseemos colecciones variadas con materiales que tal vez no se pueden encontrar en otros lados”, dijo Melina Mailhou.

    Por ejemplo, mencionó la colección de Adolfo Carpio “que tiene obras muy específicas para estudios muy particulares en sus lenguas originales con mucha bibliografía que está en alemán o griego antiguo, para el caso de estudios sobre fuentes muy específicas”.

    Además la directora de la carrera advierte que “es muy importante para el trabajo aúlico del día a día, contar con gran cantidad de algunos de los clásicos de la filosofa”. Por ejemplo de la obra de Platón “cuando hacen falta una cantidad de ejemplares de ‘La República’ el hecho de que se encuentren en la Biblioteca, permite que todos los estudiantes pueden leer ese texto en formato libro más allá que hoy esté muy extendida la lectura en los dispositivos digitales y en este sentido está comprobado que neurológicamente no tiene el mismo impacto leer en un dispositivo que hacerlo en un libro físico”, dijo.

    “Lo tecnológico es algo que se suma como herramienta pero no hay nada como estar en un aula intercambiando con otros y contar con estos nuevos y renovados espacios como el de la biblioteca que nos da esa posibilidad, que sigue siendo preciosa, de reunirse, de debatir, pensar e intercambiar, estudiar ideas, sueños y proyectos en común”. 

    “Si bien uno puede venir y leer aislado y en silencio, hay mesas en donde la idea es el intercambio y lo común”, dijo Mailhou. 

    La estantería abierta

    Gabi Saloj es su bibliotecaria desde 2003 y cuenta particularidades de este espacio. “Tenemos la biblioteca separada por áreas, que corresponden a las materias de las carreras. Podes encontrar posmoderna, contemporánea, epistemología, antigua. Cada cátedra se fue ocupando de traer el material; así docentes, estudiantes, alumnos o gente que dona la fue nutriendo. En otras épocas se compraban materiales a través de la venta de bonos contribución o a través de canjes de revistas de la Escuela de Filosofía con otras de diversas universidades; hoy tenemos alrededor de 800 títulos, cada uno con todos sus números completos de instituciones universitarias  nacionales pero también de España, EEUU, Italia, y otros países latinoamericanos”.

    Destacan también la donación de libros a cargo de docentes. Durante este último mes se conformó la Colección Graciela Brunet. La profesora donó 500 textos entre los que se encuentra la obra de Hanna Arendt, así como material sobre Ética, enseñanza de la Ética y enseñanza de la Filosofía.

    Otra novedad de esta biblioteca es “la estantería abierta” y lo aclara: “uno puede acercarse y mirar sin problemas, no es por CDU, la organización decimal universal y tradicional de las bibliotecas que acá no es muy útil porque es muy técnico; acá es por áreas del conocimiento y dentro de cada una de ellas por orden alfabético de autor, eso da una posibilidad directa del usuario con la estantería, entre las clasificaciones bibliotecológicas ésta es una de las más modernas”.

    “La Ley del buen vecino”

    Gestionar donaciones, realizar inventarios, subir libros a la base de datos, controlar préstamos y devoluciones, viabilizar publicaciones en redes sociales son algunas de sus tareas que Gabi Saloj realiza junto a los estudiantes becarios Delfina Verón y Jonatan Almirón quienes participan hasta 2025 de este programa que tuvo su creación en la gestión de Silvana Carozzi quien confeccionó un reglamento para el funcionamiento de la biblioteca.

    Mediante este programa dos estudiantes de la carrera de filosofía, cada dos años y por concurso, ingresan como becarios pasantes con un cargo rentado y por este tiempo se desempeñan cumpliendo funciones en la biblioteca. 

    “Esta iniciativa es muy buena y le aporta a la biblioteca porque los estudiantes aportan muchas ideas; esa renovación de becarios cada dos años posibilita que ingrese gente nueva con otra energía, con nuevas ideas que le funciona muy bien al espacio. De esta manera los equipos que se renuevan son muy nutritivos para la biblioteca”, dijo Gabi Saloj.

    “En estos 20 años, 20 estudiantes fueron becarios de la biblioteca mientras hacían su carrera y este sistema permite que no solo se conforme una especie de comunidad de conocimiento y saber; sino también una comunidad de afecto y amistad filosófica”, manifestó Melina Mailhou.

    Del otro lado Jonatán Almirón señala que “participar del programa de becarios de la biblioteca te da un recorrido muy interesante en un área institucional que implica una responsabilidad enorme, comprometerse con el material, conocer las colecciones, el desarrollo y crecimiento de este lugar; un trabajo de difusión de todo lo que tenemos”.

    Al mismo tiempo considera que “es una oportunidad enorme para crecer y aprender otras cosas como la labor bibliotecológica de clasificación y de criterios que Gabi nos enseña. Es un trabajo invaluable y muy interesante y además trabajar en una biblioteca que tiene una especificidad tan grande para un estudiante de filosofía es algo importante para la formación. conoces un material que de alguna u otra manera si no estás trabajando acá, viéndolo, clasificando, ordenando no llegas a ese libro”.

    “Este espacio nuevo que estamos habitando nos resulta muy interesante porque tenemos más lugar para todos nuestros libros, una sala de lectura, todas las colecciones completas en un solo lugar y se modifica la forma de estudiar, ahora es un lugar convocante para leer solo o en compañía”, expresó Jonatan Almirón quien parafraseando a Aby Warburg con su ley del buen vecino advierte que: “El libro que uno busca no es el que realmente necesita; ese volumen, desconocido, olvidado, se encuentra a su lado”. 

    Jonatan Almirón, estudiantes de Filosofía y becario 2023/2025 de la Biblioteca Àngel Cappelletti.

    “Los estudiantes aquí también necesitan reunirse y conversar, vienen y charlan con los becarios, se pasan datos, comparten temas y eso sucede en la presencia en el espacio”, dijo la bibliotecaria Gabi Saloj.  

    La irrupción de las nuevas tecnologías, no tan nuevas

    “Las nuevas tecnologías no van a venir a reemplazar a la biblioteca como espacio específico de reunión y tampoco al libro físico”, dijo, determinante, Jonatan Almiròn 

    “Es imposible reemplazar la magnitud de una biblioteca que tiene mucho más para dar y las nuevas tecnologías no son una amenaza sino que hay que utilizarlas para complementar la labor que viene haciendo desde que existe”, completó. 

    Para Saloj, “las nuevas tecnologías fueron una distopía del momento y no es que vengan a ocupar definitivamente el lugar del libro y al espacio de la biblioteca; en todo caso habrán sumado nuevos formatos pero la gente sigue buscando el libro”.

    Mientras Melina Mailhou reconoce que “hoy tenemos una tensión entre el libro físico y los nuevos dispositivos tecnológicos”. 

    “Es una de las marcas que nos dejó la pandemia; cualquier con sus dispositivos se forma, lee o aprende con algún tutorial, pero sin demonizar a las tecnologías y desde ya que enhorabuena pudimos transitar ese momento crucial y sostener esos dos años de cursada, no podemos dejar de ver que no hay nada mejor que el cara a cara y el intercambio presente”. 

    Es por esto que la concreción de este proyecto “nos da alegría y fuerza porque si bien es valioso en sí mismo, también lo es en este contexto con proliferación de discursos que exaltan el individualismo, el desprecio de lo público, el desinterés por todo tiempo de acciones colectivas y solidarias. La biblioteca de Filosofía es una muestra de lo contrario, de que estas cosas se logran colectivamente”, finalizó Melian Mailhou.  

    Haciendo referencia a esto, la directora de la Escuela de Filosofía realizó un agradecimiento a todas y todos las y los docentes “que en años aportaron para el engrandecimiento de este espacio, el apoyo de nuestras autoridades como el Rector Franco Bartolacci y el Decano Alejandro Vila, quien nos impulsó para poder hacer esto. A la Secretaría Administrativa y la Dirección de Infraestructura de la UNR que de manera profesional supieron recoger las ideas y materializarlas, al equipo de la biblioteca con Gabi Saloj y los becarios Jonatan Almirón y Delfina Verón y al personal nodocente, entre ellos Enzo Navas que fue fundamental con su gran compromiso”.

    Redacción: Francisco Rodriguez
    Fotografías: Marcos Aragona